El eterno retorno
El siguiente texto lo escribí, si mal no recuerdo, en 1991. En ese lapso hay cosas que han cambiado en Guayaquil. Por ejemplo su Malecón. Ya no acoderán los barcos que venían de Galápagos, sin embargo no los echo de menos. "La Bahía" sigue igual, encantadora, al menos para mi. Por lo demás, la historia está ahí. Alguien hace poco me decía que sentía mucho dolor en ella. La vida es una de cal y otra de arena, cada quien eso lo toma como puede. Hay quienes se pierden, otros terminan mascando chicle, hay quienes se vuelven evangelistas, testigos y no testigos. Como dije en otro escrito, todo pasa, también la tristeza. Carta a una amiga Alguna vez escuché que la historia es el eterno retorno de lo mismo. Ha pasado tanto tiempo desde aquella última vez y nunca habrá excusa, al menos ya no estamos en edad para ello. Talvez lo volveremos a estar después de algunos años, un poco más viejos y ahí, presumiblemente, niños otra vez. Sin embargo, no es descabellado pensar que esta carta