A veces me digo que me gustaría escribir con mayor regularidad. Lo que temo, en ocasiones, es escribir por escribir. La pregunta de por qué las tortuguitas y las ideas que aporta quién la hace, me traen a la mente cosas que alguna vez leí. Hay ocasiones en que los actos, las vivencias y los recuerdos se resignifican. Por ejemplo, en la novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa, novela que por cierto me encanta, que he gustado leer tres veces, en tres tiempos distintos de mi vida, en esa novela ciertos hechos son interpretados de un modo que los vincula al texto bíblico del Apocalipsis. Cuando la novela despliega la trama, notamos que aquella es una lectura que se va construyendo, pero que existen otras posibles. Por otra parte, algo que viene de ciertas experiencias en mi vida, me dice que, nos aferramos al sentido, que tratamos de darle siempre un sentido a las cosas, a los actos, a las personas. Será que lo tienen? Luego Borges decía que lo que le interesaba de ciertas ideas no er