Hasta siempre, Comandante!

El énfasis, los superlativos, las grandilocuencias, no son extraños en ciertos discursos que idealizan, es decir, que ven a medias, que seleccionan a pausas.

Así el "Che", además de un ícono de la rebeldía encausada revolucionariamente; doctrinaria y que adoctrina; es emblema de la no claudicación frente al imperialismo; si, al, no necesariamente a los. Pero en suma, no seremos ingenuos, como ha dicho aquel reaccionario escriba, el paraíso (justo) está en la otra calle.

Hay quienes hasta creen ver en el rostro final del Comandante, una suerte de alusión al de Aquel otro, el Crucificado; con todas las implicaciones que eso tiene, ciertamente manejadas de modo crítico, porque a fin de cuentas el opio del pueblo es el opio del pueblo.

Apologías del lugar común. Premoniciones de los estertores de la Gran Noche Neoliberal. Entre paréntesis, no sé qué tienen algunos en contra de la noche. A mi particularmente me parece en ocasiones hasta más brillante y viva que el día. Sin profundizar en cuanto a que, si la idea es que la obscuridad pierde y la claridad orienta, no habría que olvidar que la luz puede enceguecer y no solo iluminar.

Pasemos por alto, es decir a pausas, el pequeño detalle del Socialismo Real (Real no se bien si porque instauró una particular nobleza en el poder o porque se supone que por algún lugar vaga o espera el SOCIALISMO VERDADERO) . Ese sí fue largo, más de 70 años, para que luego por ejemplo, en la otrora Yugoslavia, se maten entre ellos como ni en los mejores tiempos del Foro Romano. En otras palabras, 70 años aplastado lleva a cometer atrocidades o a convertirse en lo que es ahora Rusia, un paraíso para todo tipo de mafias.

Ha nacido, dicen, el Socialismo del Siglo XXI; una suerte de Frankenstein del que su base conceptual no tiene la menor importancia porque, como sabemos, a insistencia de la misma, el del Siglo XX se desbandó.

Vean bien la foto. ¿A qué o a quién le habrá atinado?

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