Momentos

Visitando en el hospital a nuestro amigo Pedro, que tuvo un grave accidente, de pronto entendí algo. Cómo es posible que Jesús haya dicho "¿Padre, por qué me has abandonado?" No es ello una muestra de qué Padre es ese, cuyo hijo se siente abandonado. Me sirvió una reflexión que había iniciado en una misa que el día anterior hicimos por la salud del amigo.
La bendición de Dios se expresa de manera más extraña pero fructífera con las adversidades. El goce, la alegría, bellos y buenos, sin embargo nos acomodan, y en ciertos casos nos pueden hacer perder la visión. Esa perdida de visión nos conduce al egoísmo, a la vanidad y a todo género de rupturas con el otro.
Me di cuenta, o al menos creí haberme dado cuenta, que cuando vivimos las adversidades o el autentico dolor, estamos frente a una verdadera oportunidad para renovarnos y mutar como las larvas que se tornan mariposas.
He cambiado de percepción, imaginaba que un buen hijo redime a sus padres y que Jesús no vino realmente a redimirnos sino a ese Dios aparentemente voraz y hasta perverso. Tal vez de cierto modo para mi siga siendo así, pero también creo que sin duda Aquel tenía sus razones: cómo conciliar lo pacificante del Amor, con lo doloroso de la transformación.








-- Desde Mi iPad

Ubicación:Salinas/santa Rosa,Ecuador

Comentarios

Entradas populares de este blog