"Solo una cosa no hay... y es el olvido", escribía Borges.

Lo miró y aunque se sabía visto, dirigió sus ojos hacia otro lado.
- Para que te quede claro: un día, que tu desconoces, te enfrentará la muerte, absoluta y cierta. Te abolirá, brutal o quedamente, ese no es el caso.
- Lo sé, respondió. Al hacerlo, se armó de decisión y también le miró.
Con una ligera sonrisa, que no era para nada irónica, menos sarcástica, le susurró, "No: creo saberlo, pero no. Todas nuestras tretas no alcanzan a evitar la verdad, pero si la atenúan".




Ubicación:Salinas/santa Rosa,Ecuador

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