Pensaba que hace apenas 300 años viajar entre Europa y el nuevo continente era cosa de tres meses; con suerte talvez  poco menos.

Luego la máquina de vapor, en el siglo 18 acortó el viaje  a un mes.

Hoy 11 horas se nos hacen tediosas, hasta horribles sobre todo si viajamos  en clase turista. Otras percepciones del tiempo, de las relaciones. En 11 horas  es posible que no logres  saber nada sobre tu vecino de asiento salvo si ronca o se lanza ventocidades. Pero claro, a quién le importa en estos tiempos de soledad y del culto a la taimada y ficticia individualidad.

Hoy llegamos rápido pero ¿de qué nos hemos perdido por ello?

¿En esta época  la gente vive más?  ¿Pero vivir sin emoción, sin pasión, vidas oblicuas, apuradas por llegar no se sabe bien dónde ni por qué, realmente es vivir?  ...

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